lunes, 14 de junio de 2010

Tiempo.

Debemos darnos un tiempo -dijo la vida a J-, ya no podemos estar así. Estoy tan cansada de ti como tú de mí. Por favor, debemos terminar con esto ahora.

Y así, me fui.

domingo, 6 de junio de 2010

J a Sofía, aunque ella no lo entienda.

No me extrañes, sabes que nunca te olvido.
No me extrañes, me sentirás más lejos.
No me extrañes, me sentiré más lejos.
No me extrañes, sabes que nunca me olvidas.

Y cuando el viento acaricie tu rostro de esa manera, intenta con todas tus fuerzas traerme a tu mente. Estaré ahí, estaré siempre. Respira profundo siempre que puedas, sentirás la vida entrando a tu cuerpo. Te sentirás despierta.

Y cuando escuches que llueve, sal de donde estés y recibe mis bendiciones. Estaré mirando desde arriba, viendo por ti.

Y cuando te sepas ausente, vuelve a abrir los ojos. Sal a la luz, filtra tus adentros. Déjame salir, déjame entrar de nuevo. Cada vez más puro.

Y cuando sientas que me alcanzas, abre tus brazos tanto como puedas. Aquí te estaré esperando. Siempre. Siempre. Siempre.