domingo, 27 de septiembre de 2009

Ahora sí, Bulbo.


Desde mi punto de vista, al no tener gran cosa qué hacer y no tener dinero para hacer las cosas, en caso de que tuviera cosas qué hacer, la mejor opción es salir a tomar fotos para mi tarea con ellos. Digo, es divertido y no gasto gran cosa.

Anoche sentí como si fuese a un funeral. A un funeral muy animado donde no conocía a casi nadie y era el único que no llevaba el código de vestimente requerido. Y todos los que pasaban me miraban y decían "eso es azul" o "¿por qué no vienes de negro?". Me daba pereza explicar que no era azul, que era turquesa y que no me gusta vestir totalmente de negro. Así que decidí tomar cada comentario, meterlo en el bolsillo y quitármelos de encima cuando me quitara los pantalones. Los cuales sí eran negro, por cierto.

Digo, no fue una mala fiesta, para nada. Lo pasé bien, aunque también todo el mundo preguntaba por qué venía solo. Eso es algo incómodo. No porque no me guste hablar de eso, sino porque tuve que repetirlo como quince veces. Aunque me alegró que hayan preguntado sobre ella. Me hubiera sentido algo mal si nadie hubiese notado que no había ido.

¿En qué me he convertido? Escribiendo lo que pasó mi noche anterior casi con lujo de detalle.

He cambiado. Sin duda he cambiado. Y no me gusta. No me gusta para nada en el sentido en que la escuela ha succionado una de las dos únicas partes de mi vida que no debería. Mi parte pensante.

Me enferma no encontrar las palabras para expresar lo que realmente siento. Me enferma también la inseguridad que me ha provocado éste último semestre. Necesito salir ya. Quiero que mañana sea veinte de noviembre y falten pocos días para irme.

También quiero que sean las ocho de la noche y vuelva a la ciudad que tanto llegó a odiar.

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