domingo, 6 de diciembre de 2009

El caballero del piso de abajo.

El cenicero esta abierto. ¿Lo ves? Me esta invitando. Me invita a consumir rápidamente 12 minutos de mi vida. No sé qué hacer, ¿sabes? Cada noche es igual. No lo soporto. Los pensamientos, los recuerdos, los dolores, los mareos, los cigarros, el olvido, el sufrimiento.

La desesperación.

No sé si te des cuenta de lo que pasa. No sé si te des cuenta de cualquier cosa. A veces creo que no existes en realidad. Tan ajeno a lo que pasa. Tan ajeno a mí, a ti. No sé dónde crees estar. La última vez que miraste, los átomos eran aún indivisibles. ¿Por qué el desinterés?

No tengo nada. No hago nada. Y todo cae. Todo sale bien, sin siquiera mover un dedo. A veces creo que soy el consentido de Dios, pero Dios no existe. ¿Quién mira de mí entonces? Es un caballero. De verdad lo es. Usa traje, zapatos lustrosos, sombrero y bastón. Jamás vi a alguien tan elegante antes. Viste de negro. Cuando me habla, lo hace amablemente. A veces logra seducirme de formas que no creía posibles, pero todo esta en su voz. En su voz y en su mirada.

Recuerdo claramente cuando me convenció de incendiar esa escuela. Me dijo que no importaba a nadie, que nadie extrañaría a esos niños ricos. Fuí yo. Ni siquiera lo culpo por haberme convencido. No podría. El jamás haría nada malo. Solo me dió un consejo y yo lo seguí. Al pie de la letra. Creo que fue lo mejor. Cuando me hablaba, su voz era tranquila y dulce. Sus ojos me conquistaron y ni siquiera puso un dedo sobre mí. Me sedujo. Usaba sombrero y tenía ojos hermosos.

Aún estando aquí, encerrado en este cuarto, el caballero cuida de mí. Dice que tiene grandes planes para mí. Que debo seguir, si así lo quiero, su consejo. Que no me hará daño. Que saldré de aquí, pese a lo que ellos dicen. Los hombrecillos de blanco. El caballero me visita y evita que me vuelva loco. Su aliento entra en mi cuerpo y todo es dulce. No puedo esperar la siguiente noche para verlo, para dejarlo seducirme. Y cuando se va, se convierte en la estrella de la madrugada que siempre esta ahi. Inmutable. Inmóvil.

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