A esas alturas J ya se encontraba lejos, aunque eso no significa que fuese libre. Existía un lazo invisible entre los dos. Un larguísimo lazo, pues se encontraban a miles de kilómetros de distacia. Realmente estaba condenado. Realmente jamás tuvo opción. El exilio fue inútil.
J quedó, ante quien lo conoció, como un infeliz sin carácter, sin otro motivo para vivir que una mujer de la que había cometido el grandísimo error de alejarse.
1 comentario:
Sabes algún día (quizás pronto) me dedicaré a hacer una recopilación de todos tus cuentos cortos, los haré un libro y luego junto a el de amigos y juguetes los encuadernaré para tenerlos conmigo en mi mesita a lado de mi cama para que en las noches que no pueda dormir los tome, los lea y así sentir que estas conmigo.
te amooo
y trataré de hacerlo lo mas pronto posible. n_n
Publicar un comentario