domingo, 11 de octubre de 2009

El día que te dí mi cabeza.

Para serte sincero, no recuerdo la fecha exacta, ni recuerdo a qué se debió, pero un día te dí mi cabeza.

Desperté y sin más me decidí. Después de habérmelo pensado días y días, decidí que lo más preciado que tengo es lo que debes tener. No, mis sentimientos no lo son. No te has enamorado de mis sentimientos principalmente, ni son mis sentimientos lo que más atesoro.

Mi cabeza. Ese infinito laberinto de polvo y luces. Ahora puedes ver mi cráneo, abrir la puerta y echar una mirada a mi interior. No tengo nada más profundo que mi cabeza. No tengo nada más valioso en ninguna parte, después de tí.

Días y días fantaseo. Sueño que te vas lejos y vuelo a tu encuentro. Nos perdemos en la nada y miramos el cielo. Cómo cambia de color día con día. Estación con estación. Año con año. Sueño también que no te tengo pero te puedo sentir. Te siento en mi habitación, pues esta bañada en tí. Por cada rincón se esconde un poco de tu escencia. En objetos, en momentos y en ruiditos agudos.

Hay sangre en las paredes.

La sangre y la sal que significan los recuerdos, el esfuerzo y las miradas. Las lágrimas, las risas y mi impaciencia. Mis ansias. Cuando no encuentro respuestas. Cuando estoy indiferente. Cuando los vuitres vuelan a mi alrededor, pues mi cuerpo yace aún tibio pero sin vida sobre mi cama. Y es precisamente ahí cuando tu escencia entra en el juego. Se filtra por cada uno de mis poros inundándome, llenándome de un extraño brillo.

Y entro de nuevo al mundo.

Llego al mundo una y otra vez cada poco tiempo. De vuelta a sufrir, pues es lo que nos toca a todos, pero al final eso ni lo recordaremos. Después del miedo vendrá una sonrisa, y justo con esa sonrisa, el final definitivo.

Hoy recordé ese día. Anoche volví al mundo. De nuevo.

1 comentario:

aamb dijo...

No creo que haya cabeza llena te tantas cosas hermosas como la tuya, no se a quien se la regales pero desearia que fuera mia, la cuidaria siempre y estaria nunca la dejaria.




te amooo demasiado